El microblading es uno de los procedimientos estéticos más solicitados para mejorar la forma, densidad y definición de las cejas. Su acabado natural, que imita el crecimiento real del vello, lo hace muy atractivo para quienes desean un cambio duradero sin pasar por procedimientos más invasivos.
Pero, ¿el microblading duele? Existen numerosos mitos alrededor de esta cuestión y hemos preparado este artículo para derribarlos desde un enfoque profesional.
Cómo funciona el microblading y por qué no es igual que un tatuaje
Aunque ambos comparten ciertos principios como el de introducir pigmento en la piel, existen diferencias significativas:
- Profundidad: el pigmento se deposita en la capa más superficial de la dermis, no tan profundo como en el tatuaje convencional.
- Herramienta: se utiliza un pen manual con microcuchillas formadas por finas agujas, diseñadas especialmente para crear trazos que simulan el pelo.
- Duración del resultado: el microblading es semipermanente. Dura entre 12-18 meses, dependiendo del tipo de piel y los cuidados posteriores.
Al ser una técnica más superficial que el tatuaje tradicional, el nivel de molestia es mínimo, comparable al de la micropigmentación o incluso los tatuajes línea fina en Madrid, que también requieren precisión y un trabajo muy delicado sobre la piel, pero con la mínima incomodidad.
¿El microblading duele? Factores que influyen realmente
Como es lógico, las molestias que cada persona nota no tienen por qué ser las mismas. En general, los factores que influyen en el dolor que percibimos durante el microblading son:
- Estado de la piel: pieles muy secas, irritadas o con daño previo pueden ser más sensibles.
- Uso de anestesia tópica: la aplicación correcta de anestésicos antes y durante la sesión reduce notablemente la percepción de dolor.
- Habilidad del profesional: una mano entrenada realiza incisiones precisas y uniformes, minimizando la presión y el traumatismo cutáneo.
- Umbral del dolor de la persona: la sensibilidad varía de una persona a otra.
La mayoría describen la sensación como un raspado suave y repetitivo, que se vuelve casi imperceptible con la anestesia adecuada.
Así es la experiencia completa
El microblading no es solo el momento de la pigmentación, sino también:
- Estudio y diseño previo: se estudia la morfología facial y se dibuja la forma ideal de las cejas para obtener un resultado armónico.
- Pigmentación: se realizan los trazos siguiendo el diseño marcado, manteniendo una profundidad y dirección correctas.
- Cuidados posteriores: es muy importante seguir las indicaciones que te proporcionamos en el estudio para evitar infecciones, pérdida prematura del pigmento o cicatrices visibles.
Tras la sesión, es normal sentir tirantez o sensibilidad en la zona durante unas horas, así como ver un color más intenso de cejas, que se suavizará en los días siguientes.
Desmontando el mito del dolor
Entonces, ¿el microblading duele? Cuando lo realiza un profesional cualificado y con anestesia tópica, no es un procedimiento doloroso en sentido estricto. Puede resultar levemente molesto en algunos momentos, pero está muy lejos de la experiencia que muchos imaginan.
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